El capítulo de Navidad de Black Mirror es un regalo de reyes anticipado para cualquier amante de las series.
Este Bandersnatch vino con anti-hype, es decir malas críticas de la audiencia (ya masiva) que espera una serie "molona" a lo Netflix. Hay que decir que Black Mirror se ha adaptado a esta nueva audiencia con episodios menos oscuros y más anedóticos que incluyen la autoreferencia y el postureo como manera de entretener a las audiencias más "shinny".
Tengo la sensación de que los que nos gusta más la versión pre-Netflix tenemos un cierto respeto a Brooker y nos gusta sacarle punta incluso al más anodino de sus capítulos. No sería este el episodio más light pero creo que su visionado simple deja a muchos en cuadro.
Bandersnatch funciona como un juego de cajas chinas o matrioskas en las que nosotros somos la caja más grande o la señora más gorda. Nosotros formamos parte del episodio y hasta que no lo veamos así, hasta que no decidamos jugar varias veces para meternos y hacer nuestro el capítulo, no entenderemos lo que quiere Brooker.
Brooker nos quiere a nosotros, quiere hacernos un regalo.
Pero no un regalo de esos que juegas poco y lo tiras al armario sino uno de esos con los que te entretienes mucho, lo guardas, lo recuperas de mayor y lo vuelves a jugar con amigos, hablas de él, le haces un post, etc.
Es un regalo de Navidad ¡juega con él!
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