Ciencia ficción y humor que funciona fantásticamente bien gracias a Sergio Matamala que es el actor que tiene el texto más gracioso. De la parte más dramática (que no triste) se encargan Bruna Cusí y Vicky Luengo, que llevan el peso de la obra en sus hombros y que lo hacen genial, aunque para sacerles un defecto, diría que entre ellas dos no noté yo mucha química. Posiblemente sea porque llevan dos años representándola y ya se sabe que todo pasa.
Pero el mérito total de esta pequeña obra es el texto de Marc Angelet y Alejo Levis que es impresionante y del que no diré nada para no cargármela haciendo honor al título.
Lo que si que diré es que la Sala Flyhard tiene apenas 40 butacas así que ver esta obra que solamente tiene un espacio es entrar de lleno en la historia a la vez que ves las caras de los espectadores del otro lado, así que vas entrando y saliendo de la experiencia, lo cual también tiene su gracia.
En un mini escenario tiene lugar toda la obra y no debe ser fácil representar esta complejidad en apenas 2 metros. Los actores esquivan el coche y los pies de los espectadores de la primera fila y lo hacen aprovechando esa cercanía para darnos una experiencia muy íntima de algo tan lejano como es la física cuántica.
Es un teatro diferente, complejo y cercano, un "humor cuántico" que llenará tus conversaciones después de la obra y que vale la pena de disfrutar al menos, una vez.
Por cierto, el coche no se si es un Panda. Si alguien lo sabe, decídmelo :-)
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