El segundo volumen de la colección Blacksad nos introduce de nuevo en el universo del particular detective gato; un ex-policía que resuelve crímenes en un increíble mundo poblado por criaturas medio humanas medio animales.
Este Sant Jordi me ha traído a Blacksad entre unos cuantos libros más que espero poder terminar pronto, para seguir con el reto anual de Goodreads. Lo mejor de esta premiadísima saga es la gran idea de crear animales antropomórficos manteniendo a cada especie con una personalidad que les viene al pelo (reptiles con sangre fría, roedores poco fiables, gatos y gatas seductores...) Tanto la primera parte como este segundo volumen tienen la gracia de una gran idea muy bien desarrollada. El dibujo, además es absolutamente maravilloso.
El guión de esta segunda parte es un poco débil, diría yo. No soy una lectora habitual de cómics, así que a mi opinión le falta un poco de contexto. Teniendo esto en cuenta, creo que esta es una historia policíaca que bebe tanto de las novelas de detectives como de cierto cine negro, sobre todo de su estética, y se queda ahí, en la superficie.
Esta segunda historia trata del supremacismo de la raza blanca (animales árticos que imponen sus ideas racistas) en una barriada marginal de una gran ciudad. Blacksad investiga el secuestro de una niña negra y a lo largo de la historia se encontrará con casi todos los tópicos del género: mujeres seductoras e infieles, poderosos malvados, aliados divertidos...
Los tópicos se reúnen para contar una historia con un pequeño giro argumental inesperado que no sorprende en una trama tan llena de lugares comunes. El personaje de Blacksad me sigue encantando (es un gato, no puedo evitarlo), su personalidad y sus diálogos, aunque muy deudores del género negro, siguen siendo inspirados.
Lo mejor: una gran idea puesta al servicio de un dibujo preciosista y detalladísimo
Lo peor: el punto de vista machirulo (en serio hay que mostrar a las mujeres muertas en posturas sexys?)
