Durante los próximos días rescataré de mis redes sociales todo lo que pueda para rellenar los huecos, engañando y pervirtiendo el concepto canon de blog, que obliga a registrar veraz y periódicamente.
Cada año, en plena vorágine de trabajo me pregunto para qué escribo aquí, y cada año decido dejar de hacerlo; lo que ocurre al cabo de unos meses es que me doy cuenta de que estoy enganchada a este registro. Este es mi blog más honesto, el que nadie lee, en el que dejo mis opiniones más sinceras y por eso, cada año, decido volver.
Así que aquí estoy, con mi Goodreads, las listas de Filmaffinity, Imdb y las críticas del blog que me ayudan a recordar lo bueno, lo malo y lo regular que han visto mis ojos en 52 semanas.
Este año ha sido muy creativo e intenso: he participado en un programa de radio hablando de series en el que he conocido a gente encantadora, he hecho un curso de creatividad que me ha conectado de nuevo con mi parte creadora, he trabajado mucho, he viajado y he recordado lo que importa, que a veces se me olvida.
Un año pasa deprisa y por eso hago este blog, para dejar constancia del aquí y el ahora, aunque sea con retraso.
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