Hay series como House of Cards, Boss o incluso Veep, que son estupendas pero que quizás por el enorme peso de su protagonista, el juego político queda desplazado. Todo el engranaje que Frank Underwood maneja como un experto malabarista queda relegado a un simple juego, porque él es la auténtica institución de la sèrie y lo único que no se puede doblegar.
Adoro House of Cards, pero había una cosa que me daba El Ala Oeste y no me dan las series de las que os hablo, y es que el protagonista cree en la política, cree que de verdad hay un sistema que debe ser justo para que la sociedad funcione y ese sistema justo está encarnado por alguien cuyos valores no son ni los de Francis ni los de Tom (Kane). Llamémosle optimismo político, aquel que representan el incombustible Jed Bartlett y parece que también Birgitte Nyborg.
La serie parece un poco naif a veces, no estoy segura de que una política de este nivel sea tan inocente, quizás es algo que puede suceder en Dinamarca, no lo sé. La verdad, no me veo a Esperanza Aguirre, Carme Chacón o cualquier otra política española pecando de inocente... quizás las políticas españolas han visto demasiada corrupción para conservar intacta su inocencia, no lo sé. Pero volviendo a la serie Borgen, de momento me está convenciendo muchísimo y estoy con tremendas ganas de ver el 3er episodio.
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