Nunca había visto fotos iguales. Tener el poder de crear esas fotos debe dejar una sensación de autosatisfacción increible. Si yo fuera Salgado sería soberbia pura.
La expo está construida como un recorrido por los diferentes santuarios de la tierra que todavía quedan más o menos virgenes. Vemos fotos de animales, paisajes y personas que probablemente hayan visto poco al ser humano blanco, y se nota.
Es muy dificil seleccionar la imagen que más me impactó porque realmente el recorrido te deja sin habla y cuando crees que has visto lo mejor de la exposición, te encuentras mirando cara a cara a los ojos de un guepardo que bebe agazapado pendiente de quién le está haciendo la foto, o recorriendo la selva con la mirada buscando el límite, donde acaba lo salvaje.
He visto la exposición después del magnífico documental La Sal de la Tierra (Wim Wenders, 2014), que también fue capaz de emocionarme en el minuto 4 y que debería ser visionado obligatorio en todas las escuelas del mundo.
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